La autodestrucción
no era
necesaria, pero sin embargo, lo hice. Volví a ver esas
fotos que me destruyen, volví a escuchar esa
canción que me parte en dos, volví a leer y re-leer esa
conversación que me mata por dentro. Volví a fingir que
todo esta perfectamente bien. Una vez más. Y una vez más, no lo está.
No está bien. No estoy bien.